Mente en calma, emociones reguladas, olvidarse de todo… ser mi yo auténtico
Un poquito de historia
Tenemos evidencias de la práctica de la meditación por el ser humano desde hace unos 3000 años antes de Cristo.
El Yoga, el Budismo, el Zen, el Taoísmo, el Qi Gong, el Sufismo, el Estoicismo, los egipcios, los celtas, la escuela de Pitágoras, la Cábala o el Cristianismo incluían en sus clases sociales más privilegiadas la práctica de la meditación.
Tradicionalmente la práctica de meditación estaba reservada para las clases acomodadas, para las castas. Era un conocimiento que se trasmitía a los «elegidos», ya que proporcionaba de un poder supremo al practicante. Faraones, reyes o sacerdotes, entre otros, eran las personas privilegiadas a las que se trasmitía el arte de la meditación.
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, en Oriente floreció la idea de expandir el conocimiento sobre la práctica de meditación, hasta entonces guardado. Con esta misión, se produjo un auge de maestros orientales, que desembarcaron en Occidente con la intención de dar a conocer, a las personas que vivían en la vida mundana, la práctica del Yoga, del Budismo y del Zen. Entre ellos se encuentran Paramahansa Yogananda, Vivakananda, Tirumalai Krishnamacharya,Swami Sivananda, Iyengar o Pattabhi Jois, quienes entre otros expandieron la cultura de la meditación en Estados Unidos e Inglaterra, fundamentalmente.
Actualmente la práctica de la meditación se está consolidando en nuestra sociedad. Cada vez tenemos más evidencias científicas y experienciales personales que demuestran los efectos positivos de la meditación en la salud psíquica y física.
Pero, ¿qué es la meditación?
Ginette Sánchez (2011), profesora e investigadora de la Universidad de Costa Rica, basándose en varios autores, la define como un proceso de autorregulación de la atención que permite estar en el momento presente, en lugar de estar en la preocupación por el pasado o el futuro. Tomamos así la decisión de guiar nuestro pensamiento y emoción, favoreciendo la reducción de los niveles de estrés y la regulación de las emociones que nos están perjudicando.
Jon Kabat-Zinn, científico y divulgador, define la meditación como el «dejar de hacer» o «salir de la rutina diaria» (Cuerpomente, 2021). Afirma que «meditar es una forma de amar» y que, aunque para llegar a un estado de meditación se pueden utilizar técnicas, las técnicas no son la meditación, si no que es un estado de compasión y de amor…..
Interesante, ¿verdad? Ahora vamos a recordar lo que pensaban en la antigüedad acerca de la meditación. Para esta labor, sirve de apoyo la investigación de Javier Alvarado (2012), recogida en su publicación Historia de los métodos de meditación no-dual, donde hace una síntesis sobre diferentes tradiciones que practicaban la meditación desde la antigüedad. A continuación, detallo alguna de ellas.
En la India, para la ancestral tradición Advaita Vedanta la meditación es un método para lograr un estado alto de consciencia, donde no existe ni pasado ni futuro.
Por otro lado, en el antiguo Egipto el hermetismo greco-egipcio consideraba la meditación como una actividad espiritual que detiene la actividad mental y precisa de la no identificación con el cuerpo físico para lograr el silencio mental y entrar en un estado que permite conectar con la inteligencia suprema. Se trata de alcanzar el divino silencio.
Por su parte, la tradición judía (La Cábala) plantea que a través de la meditación se ha de vaciar el ego y disolver las resistencias emocionales, para llegar a un estado de conexión con la nada, con la paz, y entrar en conexión con la divinidad.
Desde la antigua Grecia, Pitágoras se refería a la meditación como la ciencia contemplativa que se entrena con técnicas de concentración y con la abstinencia de ciertas conductas.
Posteriormente a los planteamientos de Pitágoras, el filósofo griego Platón se refería a un método para purificar el pensamiento que consistía en separar el alma del cuerpo, retirando la atención de él y concentrándose en el pensamiento de uno mismo para entrar en un estado de paz y felicidad.
Por último, desde el Cristianismo se diferencia la experiencia de la meditación de la de la contemplación. La meditación es la que utiliza el pensamiento a través de la oración, no teniendo necesidad de nada. La contemplación es el alejamiento de los deseos, del pensamiento… no precisa de la razón.
En conclusión, la meditación es…
Haciendo una síntesis de los conceptos investigados y basándome en la propia experiencia, te propongo una aproximación a la definición del concepto de meditación.
La meditación es un proceso que puede favorecer estado mentales de paz, felicidad, amor y de reconocimiento de una inteligencia suprema. Durante este proceso se pueden utilizar diferentes técnicas de concentración que potencien la conquista de ese estado, favoreciendo la calma mental, la quietud de los pensamientos y la regulación emocional. Este proceso, entrenado de forma adecuada, nos permitirá desconectar de todos los problemas y preocupaciones durante unos instantes para equilibrarnos a nivel mental y físico.
En definitiva, meditar es olvidarse del cuerpo físico, de las emociones limitantes, desconectar de todo tipo de estímulos, para ser consciente de mi verdadera naturaleza innata de dicha, paz y amor. Se trata de renunciar a los obstáculos internos que me impiden ser feliz, renunciar a mi yo anclado emocionalmente en el pasado o en los deseos del futuro y permitir manifestarse a mi auténtico yo, dichoso, feliz y autorrealizado.
Referencias bibliográficas consultadas.
Alvarado, P., J. (2012). Historia de los métodos de meditación no dual. Sanz y Torres.
Paterson, M., (2021). Meditar es una forma de amar. CuerpoMente. https://www.cuerpomente.com/nos-inspiran/entrevista-jon-kabat-zinn-mindfulness-meditacion_7307
Sánchez Gutiérrez, G. (2011). Meditación, mindfulness y sus efectos biopsicosociales. revisión de literatura. Revista Electrónica De Psicología Iztacala, 14(2). https://revistas.unam.mx/index.php/repi/article/view/26036